ESTE SUR TV/ EXCLUSIVO/Desde Montevideo Nivia Gazzaneo para DIARIO URUGUAY.
Fue un lujo encontrarme en el Radisson Victoria Plaza con el actor español. Que de niño emigró con su familia al País Vasco, donde estudió peritaje industrial. Aunque abandonó tempranamente los estudios a los 19 años para irse a Madrid, atraído por el teatro. Hay que recordar que tuvo algunas breves apariciones en cine y televisión, ya que Adolfo Marsillach lo integró en el Centro Dramático Nacional, donde interpretó importantes papeles en obras clásicas.
Recuerdo que su debut cinematográfico tuvo lugar en la película La Corea (1976), de Pedro Olea. Seguidamente se embarcó en una coproducción hispano-cubana, Cecilia, dirigida por Humberto Solás, proyecto en el que invirtió dos años de su vida y que tuvo una floja acogida por parte de los espectadores tras su estreno en 1981. No obstante, su trabajo le permitió ser llamado por los directores que en los primeros años ochenta formaban parte de la profesión en España.
Es donde su carrera comenzó a ser prolífica y de resultados desiguales, como su floja aportación a Laberinto de pasiones (1982), de Pedro Almodóvar, y sus interpretaciones de mejor nivel como La colmena (1982), de Mario Camus, la compleja Demonios en el jardín (1982), de Manuel Gutiérrez Aragón, y la polémica La muerte de Mikel (1983), de Imanol Uribe, entre otras.
Posteriormente su popularidad se consolidó, especialmente, por sus trabajos para televisión, medio en el que intervino inicialmente en series como “Cervantes” (1980), biografía novelada del escritor Miguel de Cervantes, y “Anillos de oro” (1983). Esta última producción se destacó como una de las más vistas en el medio y le consolidó en los repartos artísticos más solventes. Por esa época se encontró con el director Vicente Aranda en Tiempo de silencio (1985), en la que tuvo como pareja a Victoria Abril.
Este trabajo le permitió desempeñar otros papeles en diversos proyectos con el mismo director, destacando, en especial, la figura de El Lute, personaje del que Aranda adaptó su biografía en dos partes: El Lute: camina o revienta (1987) y El Lute: mañana seré libre (1988). La interpretación del delincuente fugitivo mereció en el Festival Internacional de San Sebastián el premio al mejor actor en 1987. Este personaje conectó su popularidad con la del inspector Flores en las dos entregas de la serie de televisión “Brigada Central” (1989-91), dirigida por Pedro Masó, y le llevó de la mano de Aranda a otros filmes más complejos en los que confirmó su versatilidad, como Intruso (1993) y la adaptación de la novela de Juan Marsé El amante bilingüe (1993).
Imanol Arias ha sabido definir sus personajes con la elegancia y extrañeza que ellos mismos le exigían. El que fuera sacerdote en Bearn o la sala de las muñecas (1983), de Jaime Chávarri, o en Camila (1984), de María Luisa Bemberg, también dejó una pequeña pero importante interpretación del anarquista de Luces de Bohemia (1985), de Miguel Ángel Díez; y tampoco se arredró ante los diversos retos que se presentaron en su carrera, bien fuesen trillers (A solas contigo, 1990, de Eduardo Campoy), comedias románticas o de enredo (Una mujer bajo la lluvia, 1991, de Gerardo Vera; Todos los hombres sois iguales, 1994, de Manuel Gómez Pereira), dramas como La flor de mi secreto (1995) de Almodóvar o África (1996), de Alfonso Ungría, o docudramas como Territorio comanche (1997), de Gerardo Herrero, basado en la novela de Arturo Pérez-Reverte.
Y como era de esperar de un caballero, Imanol nos concedi’o unos minutos y un saludo muy especial para la produccion de ESTE SUR.
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