77 años de la OFI. EDITORIAL/Eduardo Mérica para Diario Uruguay.
Esa “Oficina” fue ignorada por el profesionalismo porque no fue integrada por dirigentes elegidos por AUF.
El fútbol chacarero tuvo un Consejo primario de autoridad que casi no funcionó.
El primer presidente del llamado “fútbol de tierra adentro” fue un hombre “nacionalófilo” y casi un desconocido.
Sonrisa de oreja a oreja puso el Dr. Santiago Isaac Rompani (cofundador de la OFI y ex dirigente de la Liga Salteña de Fútbol), al comprobar que una de las condiciones que me exigió en el año 1996 (año del cincuentenario de la Organización del Fútbol del Interior), antes de entregarme el siguiente documento -tipo partida de nacimiento-, íbamos a cumplirle para llegar más lejos, demasiado lejos, en la historia oficial del nacimiento del organismo del fútbol chacarero.
Su cara fue una mezcla de tristeza y felicidad. Sus ojos, por momentos, evidenciaron una desesperación absoluta por dar a conocer la voluntad de una serie de hombres que pese a una infinidad de obstáculos, igualmente motivados, lograron bajo una única consigna: volver a vivir.
La OFI se creó para terminar con todos los cuentos de los dirigentes del fútbol uruguayo.
Antes de la fundación de la OFI, el fútbol chacarero tuvo una “Oficina” impuesta y digitada por la AUF.
EL DOCUMENTO ENTREGADO POR EL DR SANTIAGO ROMPANI QUE ES PROPIEDAD DEL ARCHIVO HISTORICO DE DIARIO URUGUAY
Iniciativas precursoras de la Organización del Fútbol del Interior
“El puntapié inicial de una unidad parcial del Fútbol del Interior, podría situarse en la fundación y desarrollo de las Confederaciones que, hasta hoy, prosiguen actuando con un sentido limitado a contemplar exigencias y necesidades regionales.
Si bien esa unidad parcial se reflejaba en un aspecto casi exclusivamente deportivo, no es menos cierto que la misma, aparejó una madurez en la forma de encarar los problemas del fútbol de tierra adentro y sus relaciones con la Asociación Uruguaya de Football.
Efectivamente, las Ligas del Interior que estaban afiliadas a la Asociación Uruguaya de Football, se encontraban cada vez más organizadas y cuando concurrían al seno de la entidad matriz de nuestro fútbol, se encontraban que ésta dilataba sus resoluciones, pese a nutrirse cada vez más de ese fútbol, sin prestrarle ese apoyo tan necesario, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista técnico.
La Asociación, a partir de 1931, se dedicó fundamentalmente al fútbol profesional y en consecuencia, poco o nada podía hacer por el fútbol amateur de tierra adentro.
Las Ligas hicieron entonces conocer su disconformidad y en cada oportunidad propicia, así lo hacían saber a la Asociación Uruguaya de Football.
Fue así que esa entidad, frente a la actitud expectante de todas las afiliadas, encargó a dos de sus miembros, los señores Horacio Baqué y Lorenzo Batlle Berres, la confección de un proyecto de creación de una oficina que atendiera todas las cosas del fútbol del Interior.
Dicho proyecto fue confeccionado y aprobado por la Junta Dirigentes de la Asociación Uruguaya de Football, pero, lógicamente, dos defectos fundamentales de su creación, iban a hacer que esa Oficina del Fútbol del Interior creada por la Asociación Uruguaya de Football, no prestara ningún servicio efectivo a la causa de nuestro fútbol. En efecto, se creaba una oficina y no un cuerpo autonómico capaz de gobernar y dirigir política y deportivamente al fútbol de tierra adentro, y además, esa Oficina, su proyecto y creación, nada tenían que ver con el fútbol del interior, pues las ligas afiliadas no habían siquiera participado en la redacción del mismo.
La inoperancia de esa Oficina fue manifiesta y pese a las buenas intenciones que puedan haber tenido sus creadores, ningún movimiento surgió de la misma, que pudiera reinvidicar los derechos de nuestro fútbol.
Siguieron entonces los reclamos de las Ligas afiliadas y ya fuere un pase, ya una consulta, siempre se aprovechaba la oportunidad para poner de manifiesto los derechos del fútbol de tierra adentro.
Así fue que, a raíz de un pase y unas coonsultas no evacuadas a la Liga Salteña, se promovió un Congreso en la Ciudad de San José, donde entre otras cosas se dijo, un poco gráficamente, que el “Fútbol del Interior tenía ya pantalones largos”.
Se analizó exhaustivamente el problema de la Asociación y sus relaciones con el Interior, pero, por distintas razones, no se llegó a obtener ninguna consecuencia proficua, como no fuera ir formando, poco a poco, una verdadera conciencia en el fútbol de tierra adentro.
Se llegó así al año 1945, en que la Asociación nuevamente dio un paso hacia el reconocimiento del Fútbol del Interior, y desde el punto de vista político mucho más importante, desde que convocó a un Congreso a todas las Ligas afiliadas, para designar un Consejo Permanente del Fútbol del Interior, que tendría la dirección del mismo.
En ese Congreso fue designado el mencionado Consejo Permanente, con un grupo de deportistas adictos a la causa del Fútbol del Interior, pese a la opinión de la propia Asociación Uruguaya de Football en el sentido de llevar a aquel Cuerpo a otras personas.Pese a ello, ese Consejo Permanente iba a aparejar mejores consecuencias.
En ese Congreso, las Ligas de Salto y Treinta y Tres presagiaron con verdadera certeza el destino que tendría ese Consejo Permanente del Fútbol del Interior. Por considerarlo de interés expresaremos, palabras más o menos, lo que estas Ligas, por boca de sus delegados, dijeron:”Que la Junta Dirigente al prestigiar la creación de ese Consejo Permanente,no tenía otra finalidad que desprenderse de la tarea material de atender los asuntos del Interior, pasándoselos a dicho Consejo y de ninguna manera colaborar con dicho organismo, para el mejor desarrollo, perfeccionamiento técnico y prosperidad económica del mismo, que redundaría en beneficio del Fútbol del Interior.”
Esas opiniones fueron proféticas y ese Consejo, presidido por don Ignacio Echeverría, tuvo que renunciar en el año 1946, impedido de realizar una labor más o menos eficaz por el Fútbol del Interior, en razón de carecer de una mediana autonomía, que le permitiera dirigirlo y protegerlo.
A raíz de esa renuncia, la Liga Departamental de Football de Paysandú hizo conocer su disconformidad con la Asociación, puntualizando su apoyo al Consejo Permanente, a quien no se había permitido actuar.
Esa actitud valiente de la Liga de Paysandú, fue concretada en una nota dirigida a la Asociación el 16 de Mayo de 1946, donde se ponía de manifiesto, una vez más, la situación del Fútbol del Interior frente a la Asociación Uruguaya de Football .
Dicha nota fue apoyada por otra de Cerro Largo, en similares términos. Frente a esas notas, la Asociación Uruguaya de Football resolvió: “devolverlas por improcedente”.
Como consecuencia de tal resolución, la Liga de Paysandú buscó, entonces, el calor y la adhesión de las demás Ligas del Interior. Así fue que, con remisión de todos los antecedentes del asunto, planteó a la consideración de todas las afiliadas la emisión de su opinión, no sólo de ese problema en particular, sino también los generales,que irían a contemplar los intereses de nuestro fútbol de tierra adentro, tomando la inciativa de citar a un Congreso General y amplio que debía realizarse en la Ciudad de Paysandú y que, por razones de comodidad en el traslado de los Delegados, se llevó a cabo entre los días 13 y 14 de Julio de 1946, en la sede social del Club Residentes de San José, sito en aquella época en la Avenida 18 de Julio, en Montevideo.
Si bien es cierto que a esta altura de los acontecimientos, la Asociación Uruguaya de Football había depuesto su actitud,en cuanto a no considerar en sus verdaderos términos los requerimientos y jerarquía del Fútbol del Interior, podemos decir que ese fútbol estaba en marcha y que iba a reunir igual con todas sus Ligas, para considerar su futuro, que ya se vislumbraba profícuo en hermosas realizaciones.”
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