Hubo una época de oro en la cobertura de acontecimientos sociales. Piezas muy buenas, bien escritas. Para hacerse una idea: en una etapa Ramón Mérica, porque le divertía, cubría sociales.
Los ingleses hacen casi todo bien, incluido escribir y publicar diarios y revistas. The Economist es una suerte de biblia para muchos periodistas, entre los que me incluyo. La última página es un obituario, que también hacen estupendamente. Hoy quiero, junto a las periodistas de Sociales de galería, rendir homenaje a dos cronistas también de sociales: Ana Pareja de Acosta y Lara, que murió en julio del año pasado, y Graciela Abó de Silva Delgado, que se fue hace unos pocos días. Elijo hablar de ellas juntas porque estaban siempre juntas y porque trabajaron juntas. Ambas fueron amigas de la casa y protagonistas de nuestras páginas. La gente de la cultura les estuvo agradecida siempre: apoyaban las actividades culturales, estaban en los estrenos de teatro, los vernissages y presentaciones de libros.
Anita fue la que se inició primero en esto de cubrir los eventos sociales. Empezó en La Mañana cuando la jefa de la sección era Esther Pareja Silveira de Anzuela, en la década de 1970. Graciela llegó más tarde al oficio, y se inició en la revista Posdata. Trabajaron mucho y con profesionalismo, siempre acompañadas de un fotógrafo. Anita, infatigable, iba a tres eventos por noche y en la guantera del auto llevaba tres pares de aros, varios collares y zapatos distintos para ir a cada lugar. Tenía mucha memoria, conocía a todos los concurrentes, detectaba a los “perejiles” y colados que no faltan en una reunión que se precie.
Hubo una época de oro en la cobertura de acontecimientos sociales. Piezas muy buenas, bien escritas. Para hacerse una idea: en una etapa Ramón Mérica, porque le divertía, cubría sociales. Las páginas de La Mañana y El País competían de igual a igual, aunque La Mañana era más elitista. Allí, durante largo tiempo, la única mujer de toda la redacción fue la cronista de Sociales, que en su momento tuvo fama de ser la mejor: Renée Saralegui Leindekar. El País tuvo a Estela Pereda Valdes de Escuder Nuñez, a quienes todos conocían por Beba.
Silvia Tron, que hoy tiene 88 años, escribía de moda y hacía sociales en El Día, que también tuvo un cronista conocido como Chucho Méndez. BP Color también tuvo su sección que se llamaba Hogareñas.
Colegas más veteranos recuerdan las crónicas que hacían Dardo Vilotto y Julio Cravea, también críticos de cine. Escribían notas largas, bastante punzantes. Eran irónicos, manejaban el doble sentido y podían dedicar media carilla del diario a un casamiento diciendo, sin decirlo, que la madrina estaba en los comentarios de todos… por lo mal vestida.
En los pocos libros sobre periodistas que hay en Uruguay, quienes cubrían estas áreas, con dedicación y entrega, no aparecen mencionados. La crónica de sociales irá siempre cambiando, incorporando los eventos comerciales y adaptándose a convivir con las redes sociales. Pero lo que no debería suceder es que sean injustamente considerados cronistas menos importantes.
Fuente: Búsqueda Nº1933 – 31 DE AGOSTO AL 06 DE SEPTIEMBRE DE 2017 Adela Dubra
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