GRANDES ENTREVISTAS. Desde Montevideo | Entrevista | Eduardo Mérica y Nivia Gazzaneo para DIARIO URUGUAY y VOCACION FM | 10.05.2016|23:54:00.
Encendimos el fuego sagrado de Leonel Tuana, que nos dio la clase de periodismo que hoy no tiene el Uruguay.
Está como el primer día, esperando el estreno. Se mira, busca, espía el futuro a pesar de sus años vividos. Hasta hace unas semanas, andaba preocupado, con el gesto duro e incierto de quien no sabe lo que busca ni quiere. Hoy, empieza a cambiar la cara, y por varios motivos… dibuja una sonrisa. Cambia la cara porque ve en el horizonte que no se puede escapar del periodismo, porque tiene mucho más para contar.
A pesar de que las escuelas de periodismo (escribimos adrede en minúscula) y comunicación social en América Latina se diversifican con el surgimiento de Universidades privadas y cooperativas de educación. En el contexto global que exige mayor competencia de los centros de educación, los graduados de periodismo no llegan al mercado laboral aunque el prestigio de su institución esté en juego.
Por eso la importancia de elegir una “ESCUELA” con las credenciales más altas de evaluación ya no existen en el Uruguay. Leonel Tuana, fue el único que formó en un tiempo periodistas de raza. Los hubo (todavía los hay) y se les llamaba así a las personas que llevan el periodismo en las venas, obsesionados con llevar la realidad, convertida en noticia, en el papel. Y porque siempre hay un relato de vida que se distingue del resto…
Este tiene como protagonista al periodista Leonel Tuana, el pedrense que moldeó a varias figuras de la prensa uruguaya. Han pasado cosas importantes a través de su historia y es el último sobreviviente de una generación que marcó el comienzo del periodismo con estrellas.
Hoy vuelve a regar con talento el maltratado oficio que está en crisis. Hablamos de todo (Bueno, es un decir…). Entre Maestro y discípulos. Su vida y su niñez. Sus comienzos en la radio. Su pasaje por Canal 4 y Canal 12 de Montevideo. Su ida a la guerra de Vietnam. Su relación con las familias: Romay y Scheck. Y la ESCUELA que hizo periodismo criando “perros de presa”. Y de su negativa de opinar sobre el relator uruguayo Víctor Hugo Morales.
Podría decirse: que es un Señor Maestro del Periodismo Uruguayo. Porque inspiró la creación de la esencia de la verdadera e instintiva VOCACIÓN PERIODÍSTICA. De hecho, uno de los motivos que nos hacen apreciar la vocación periodística de Leonel Tuana, es su admiración infinita por él. Aunque sería poco para describirlo… Porque Tuana hizo mucho más que eso a lo largo de su existencia, renovada en esta entrevista exclusiva a los 82 años de vida. Y porque ha decidido regresar para jerarquizar la profesión a la que le da entidad y estilo.
Los que estudiamos con Leonel Tuana, sabemos que aconsejó a quienes se acercaban a él, cual si fuera un oráculo. Es referente obligado para sacar lo mejor de nosotros, para mejorar lo existente y modificar los males del periodismo uruguayo. Y porque siempre da la opinión que corresponde según leal -y cabal- saber y entender a tal punto, que optó por el perfil alto, que muchos confundieron con un hombre impenetrable. En verdad, no oculta nada. Porque en su personalidad no prevalecen los silencios, las frases cortas y la voz moderada. ¡NO!… Tuvo poder y lo ostentó. Y nunca negó esa condición. Nunca se adjudicó, como tantos, luchas en las que no estuvo. Es periodista de verdad. Amigo íntimo de sus alumnos y ex alumnos y sus secretos. No sabemos todavía si quiso a muchos. Lo que sabemos y lo reafirma, que pocos lo quieren por ser como es. Porque sigue siendo el hombre que da “LA CLASE” de Periodismo que el Uruguay de hoy no tiene.
-¿Tu vida siempre comienza hoy?
-Mi vida empieza por una ciudad hermosa que quiero muchísimo…
-¿Te referís, a Las Piedras?
-Las Piedras. Ahí, empezó mi vida hace un montón de años. No digas… (nos pide que no revelemos su edad, ya es tarde, porque en el copete de esta nota ya lo hicimos…)
-¿Sos hijo único?
-Somos siete. Murieron cinco de una galopante difteria negra (como le llamaba la gente antes a esta enfermedad), por tanto, de la difteria quedamos dos. Mi hermana que murió hace unos cinco años y quien te habla. Por ahora, sobreviví yo…
-¿Por qué lo decís así?
-Porque murió mi madre, murió mi padre, murió mi abuelo (aquél comisario famoso que mataron) y bueno… la familia se ha dispersado… Murió mi tío, que se pegó un tiro en la cabeza, dicho sea de paso…
-¿Por qué nos contás todo eso?
-Porque tengo montones de historias para contar algún día.
-¿Pudiste hacer la escuela, el liceo normalmente para instruirte en la vida?
-Si. Si. Por supuesto, incluso llegué al IAVA (Instituto Alfredo Vázquez Acevedo) pero, me atrapó la profesión.
-¿En qué momento sentís que te llama el periodismo?
-En realidad yo comencé a los 15 años…
-Se puede decir:¿Que sos uno de los pioneros de la televisión uruguaya?
-No. No. Primero estuvo Canal 10, y yo debuté en Canal 4, en 1961. Me parece… si mal no me acuerdo…
-¿Y cómo entraste a Canal 4?
-¿Cómo entré?… No me acuerdo. ¡Cómo entré!…
-Tenemos una foto de la TV donde estás muy jovencito con Imazul Fernández.
-Fuimos muy compañeros con Imazul Fernández. No tengo un buen recuerdo de Imazul, pobre. Está muerto, por lo tanto, no hablo de los muertos.
-¿Tu ingreso a Canal 4 lo hiciste como periodista?
-Sí, claro. Empecé… Dejáme recordar… Que es una etapa de mi vida que no la he tenido muy en cuenta. Pero el hecho es que al poco tiempo me llevó Elbio Rouco. Rouco, sino murió, ahora vive en los Estados Unidos. Era el Jefe del noticiero de Radio Montecarlo. Y yo entré ahí a Radio Montecarlo. Estaba Nishan Sarkissián trabajando en esos años. Éramos compañeros con él…
-¿Qué tipo de condiciones te vieron para darte entrada?
-Siempre dijo (Rouco) que yo era un tipo impetuoso. Ideal para esta profesión nuestra.
Y vaya si acertó……
Entonces, un día protagonicé algunas cosas que me llaman la atención a esta altura de la vida.
-¿Qué tipo de cosas protagonizaste?
-Recuerdo que fui el chasque, el mensajero, entre doña Elvira Salvo y Martínez Arboleya, cuando todavía no se habían casado. Estaban en pleno romance y enseguida paso a la parte periodística. Así que yo tuve que cruzar desde donde todavía está Radio Montecarlo (en la Avenida 18 de Julio de Montevideo) enfrente a donde estaba Emelco Noticias Uruguayas. Y ahí estaba Martínez Arboleya. Así que yo hice de mensajero, varias veces, llevando cartas, llevando bombones y toda esa historia.
-¿Ya ganabas un sueldo?
-Sí. Claro. Pero la vida me puso frente a problemas bastantes complicados porque Elbio Rouco renunció y Hugo Romay por consejo de su madre (doña Elvira) me ofreció la dirección del informativo de la radio. Cosa que acepté. Y la televisión vino después. Eso sí, teníamos dos turnos. Un turno lo cubría yo y el otro Sarkissián con otros empleados. Hasta que un buen día los Romay colocaron el Canal. Y yo fui el mensajero…
-¿De vuelta?
-Parece que tengo alma de mensajero… (Y renacen las risas). Fui mensajero de Benito Nardone… ¿Te acordás de él?… Cuando Benito Nardone era el presidente del Consejo Nacional de Gobierno, cuando hubo un Colegiado y mantenía una relación muy estrecha con doña Elvira (la fundadora de Canal 4); finalmente, no sólo le concedieron el Canal sino que le pasaron por encima a los argentinos. Al Uruguay le correspondía el tres. Pero el tres es una pésima señal, así que en el acuerdo que hicieron le dieron el cuatro a los Romay. A mí me tocó recibir la llamada del presidente de la República de ese entonces, que era Benito Nardone, comunicando a doña Elvira que estaba firmada la concesión del Canal. Lo que demuestra que he estado un poco en el ojo de la tormenta en mucha otras cosas.
-¿Cómo fue el primer día de Canal 4?
-Cuando comienza a emitir a mí me dejan en Radio Montecarlo y a Nishan Sarkissián lo llevan al Canal 4. Y se hizo un debut extraordinario con Douglas Dillon, que era el Secretario del Tesoro norteamericano y el actor norteamericano que he olvidado su nombre, que vino a la inauguración… ¡Vino todo el Parlamento, vino todo el mundo! Esta escena que la tengo acá en la memoria se hizo delante de unas setenta u ochenta personas… Comenzaba el noticiero, lo inauguró Rouco: ¡¡¡¡El primer noticiero del Uruguay de Canal 4!!!!. Entonces, Rouco hizo la presentación, pusieron placa al Canal y le dieron paso a Sarkissián que debía presentar al Secretario del Tesoro norteamericano, y Sarkissián tuvo una desgracia enorme para la televisión uruguaya. Le dio un ataque de nervios o de pánico y quedó agarrado de la mesa donde estaba y no pudo articular ni una sola palabra. Nada.
-¿Y qué hicieron…?
-Varios corrimos, entre ellos Imazul (Fernández), yo, y Rouco… Vos sabés que yo le puse la mano a este muchacho (Sarkissián) y era hielo. Y era dura, rígida. Lo sacamos entre varios y lo colocamos en un rincón, después llamaron a un médico. Vino, mientras tanto, la gente estaba ahí. Ahhh!!!… estaba una tanda.
-¿Y todo eso salió al aire por Canal 4?
-No. No. Esa parte no. Entonces, yo quietito ahí; porque estaba trabajando en Radio Montecarlo. Entonces, Rouco me hace una seña y me dice: “¡Usted!…”… ¿Qué?… “¡Usted!”.
-¿Te llamaba a vos?
-Vos sabés que miré para la izquierda, miré para la derecha buscando que le estaba hablando a otra persona… ¡Y NO!. Quería que yo me sentara y presentara a este hombre Douglas Dillon y al actor norteamericano de madre mexicana, cuyo nombre he olvidado… Era un tipo con una pinta terrible. Al final ambos hablaron español. Le hice la nota con cuatro o cinco preguntas, respondieron rápidamente porque todo el mundo estaba nervioso y terminó la entrevista y me levanté para irme… Y (Rouco) me dijo:”No. Usted se queda ahí”. Y me quedé para siempre.
-Ahí vino la historia de Telenoche 4.
-No. Vino después… Yo creo que estuve unos seis o siete años trabajando.
-¿Y ese informativo cómo lo dieron en llamar?
-Lo elaborábamos entre varios, por supuesto, que yo dirigí una oficina de siete u ocho hombres. No había mujeres en ese entonces en Canal 4. No las admitía, Hugo (Romay).
-¿Por qué?
-Él creía mucho más en el hombre dando noticias. Y entonces, un buen día yo estaba en mi oficina leyendo LIFE en español, hermosa revista… tenía una entrevista, página completa de un canal venezolano, Canal 4 de Venezuela Televisión; con un periodista que era el Jefe del informativo de ese canal venezolano, que había ido a Vietnam. Era lamentable, lamentable la nota. No decía nada. Y el tipo había estado como diez o doce días en Vietnam, en plena guerra. Y entonces, con esa nota subí las escaleras, Romay estaba solo y le planteé la idea…
-¿Cuál?
-¿Vamos a llevar a Canal 4 a Vietnam?… “¡Usted está loco!”… (me respondió). Seguí conversando varias veces más hasta que él habló con la madre. La madre me llamó a su despacho, porque doña Elvira iba a Canal 4 todos los días. Y entonces, me dijo:“Mire Tuana, voy a aceptar el viaje a Vietnam. Usted tiene que pasarme por escrito todos los detalles del viaje, lo que cueste y toda esa historia, con una promesa…” ¿Cuál ?(le pregunté)… “No permita que mi hijo Hugo vaya con usted”…”Tiene mi palabra” (le contesté)... ¿Vos sabés lo que me costó convencer a Hugo para que no fuera?.
-¿Y qué pasó?
-En ese momento había una conferencia en Punta del Este de todos los presidentes americanos, y entonces, Hugo me llevó a esa conferencia y me presentó a doce jefes de medios, lo más granado de la comunicación de América en el hemisferio; y les vendí copias de la futura película que yo iba a filmar, más bien, el camarógrafo, íbamos a filmar en Vietnam. Vendí todo. Vendí a los doce. Entonces, Romay hizo la lógica:“Yo no tengo nada que ver”, les dijo:“El dueño de todo es Tuana, que es el que inventó el viaje. Así que arréglense con él”… No era así, por supuesto…
-¿Ah no? ¿Y por qué?
-El dueño era Canal 4. Y bueno… nos fuimos a Vietnam. Una cosa que me llamó la atención de todos los camarógrafos que consulté, tanto de Canal 4 como de independientes; nadie quiso ir a Vietnam. Nadie. Nadie.
-¿Será por lo que estamos pensando?…¿Por miedo?
-¡MIEDO!
-Eso mismo.
-Miedo a la muerte. A terminar lisiado, tirado, yo qué sé. Además, había muchos secuestros, en ese entonces, en Vietnam. Yo recuerdo que hay una versión que nunca pude probar que tres comandantes uruguayos de los tupamaros estaban en Vietnam. Recuerdo que por más que hice no pude probar esa historia.
-¿Qué hacían ahí? ¿En caso de que hayan estado, pudiste saberlo?
-No. No. No. No pude hablar con nadie. Había un silencio cerrado total. Se supone que estaban entrenándose.
-¿Y nunca supiste quiénes eran?
-No. Tampoco lo supe. Lo que sí, supe: es que cuando llegamos… ¡Toda esta historia comienza antes!…
-¿Por qué lo decís?
-Empieza en el momento en que los tres uruguayos, camarógrafo, quien te habla e intérprete; yo contraté a esos dos con la anuencia del Canal 4. Por supuesto, fuimos a Colonia, teníamos pasajes por una compañía equis y cuando llegamos al Puerto de Colonia del Sacramento, tres ursos grandes, enormes, de dos metros casi de altura nos estaban esperando. Nos identificamos y en español nos explicaron que el viaje estaba suspendido. “¿Y ustedes quiénes son?” (los presioné)… Entonces, los tipos no me quisieron decir ni una sola palabra. Después, en la charla en el viaje de regreso a Montevideo, sí, me dijeron que eran “hombres de la embajada”.
-¿Qué misterio? ¿Por qué?
-Yo siempre supe que pertenecían a la CIA, siempre…
-¿Y entonces, en qué quedó el viaje a Vietnam?
-¿Qué había pasado? Nos enteramos de lo que había pasado en el Uruguay, en ese momento, cuando llegamos a Vietnam.
-¿Qué pasó?
-En Vietnam se repartían unas octavillas en francés y en español, donde se recomendaba la captura de los tres periodistas uruguayos que llegarían a Vietnam.
-¡¡¡No te podemos creer!!!
-Eso fue lo que motivó que el viaje se suspendiera. pero, consultaron con Romay, y él dijo:“Tenemos todo planeado. Tenemos las ventas hechas.Tenemos todo. No podemos suspender el viaje. Que estos tres muchachos se metan en sus casas y por siete días no salgan ni a tomar sol”. Dicho y hecho. La gente no se enteró en esos años que el viaje se había suspendido, porque no nos vieron. Nunca salimos en televisión. Jamás se dijo una palabra. Nada.
-¿Cuándo se hizo el viaje al final?
-Se hizo siete días después… Cambiando la ruta. Fuimos por el Atlántico rumbo a Lisboa. Hicimos Portugal, Madrid y luego a Italia; y de ahí derecho viejo, al cercano Oriente y llegamos a Vietnam.
-En las clases de periodismo que nos diste, un día dijiste:“si sabía lo que iba a suceder no hubiera ido nunca a Vietnam” ¿Por qué lo pensaste?
-Sí.
-¿Porque estuviste cerca de la muerte?
-No tanto. Pasamos sustos terribles, tremendos. Porque estuvimos buscando acciones bélicas durante mucho tiempo, hasta que al final encontramos porque cuando vos llegabas a Vietnam, en esos años, ibas derecho a una oficina de un comandante norteamericano, al cual los tres uruguayos llegamos a tener con él un gran afecto, porque nos abrió las puertas de muchos lugares, nos salvó además de una “venganza” de la marina norteamericana, especialmente, contra mí y que se extendió a los “tres uruguayos”.
-¿Cuándo se da tu regreso al Uruguay?
-Vuelvo e inmediatamente renuncio a Canal 4.
-¿Qué hicieron con lo que filmaron en la guerra de Vietnam? ¿Tenés copias?
-Hicimos once películas de media hora cada una. Una de las películas quedaron durante añares y fueron exhibidas por Romay a sus amigos.
-Pero, ¿No sabés dónde están ahora?
-No. Y debe haber quedado fuera de circulación… ¡Hace 47 años que no tengo la menor idea dónde están!. Además, trajimos 700 fotografías a color. No sé. Escribí un libro sobre Vietnam.
-Por lo que vemos, siempre te arrepentiste de ir a la guerra de Vietnam.
-No.No me arrepentí. Fue una experiencia inolvidable, créeme. A mí la violencia, es un tema que estudio lo que puedo. El comportamiento del hombre con respecto a la violencia y a la muerte. Todo ese tipo de cosas. Así que ir a la guerra como corresponsal lo soñé desde que tenía 15 años.
-¿Cuándo fundaste tu primera Escuela de Periodismo en el Uruguay?
-Fundé la primera el 3 de Julio de 1972, y recorrí buena parte del Uruguay con la Escuela. Es una de las cosas de la cuales me siento muy orgulloso, créeme. Porque mucha gente logró abrirse camino como ustedes y como muchos otros.
-La etapa tuya en Canal 12, ¿la podés contar?
-Excelente… Excelente.
-¿Por qué lo decís?
-Porque me encontré con un gran señor. Cuando digo señor, con mayúscula, que era el gerente general y algunos le llamaban el verdadero director del canal: que era Scheck. Un hombre extraordinario. con una sabiduría, con un conocimiento y además, con un dominio del personal que lo manejaba mirando. No levantaba la voz. Jamás. Jamás. Nunca. Me enseñó mucha cosa.
-¿Hiciste el informativo también en Canal 12?
-Sí, claro. Cuando era Jefe del informativo de Canal 4 me llevó Mullins a Canal 12; después que yo renuncié. Y ahí me dieron el cargo…
-¿Por qué renunciaste a Canal 4?
-Es una fea historia.
-¿Sí?
-Si. Que a veces trato de no contarla demasiado porque no soy hombre de rencores. Para nada.
-Pasó lo que pasó… ¿Porque es parte del ambiente que sigue existiendo en el periodismo uruguayo, repleto de celos, envidias…?
-No. Yo diría: Hubo una estafa en medio de todo eso. Yo fui a Vietnam a arriesgar la vida por lo que he terminado de contarles y además, también, por el interés de vender las películas como ya te conté y eso me iba a dejar un remanente muy importante en miles de dólares. Y nadie va a hacerse matar por ahí como arriesgar la vida para luego no cobrar. Así que déjalo por ahí, te pido.
-¿Desde qué momento se conocieron con Nelson Maiorano?
-Nos conocíamos de tiempo. Maiorano estaba en el informativo de Radio Montecarlo. Después saltamos y nos fuimos juntos a Canal 12, y allí Maiorano, yo, Cacho de la Cruz, Alejandro Trotta, Miriam Mera (con su marido que era un famoso basquetbolista), y alguno más que me olvido. Con ellos protagonizamos el grupo llamado:“Los siete de oro”.
-¿Por?
-Ayudamos a crear el hospital de Reumatología. Esa fue una idea que se le ocurrió al frentista José Germán Araújo. De él fue la idea. Se creó el grupo y nos pusimos todos de acuerdo y batimos el récord mundial de permanencia en cámara que estaba en manos de los argentinos.
-Hicieron lo que hoy llaman una Teletón.
-Seguro. Claro… Cuando veo todas esas cosas (hay risas cómplices) en fin.
-¿Mirás televisión?
-Si. Claro. Muchísimo…
-¿Y qué es lo que mirás?
-Miro los canales privados (no tiene Cable) porque no quiero tener Cable. Empiezo por la mañana temprano, a las siete de la mañana y tengo la televisión prendida y la apago a la una y media de la madrugada. Veo el 12 y veo el 10… Me manejo con esos dos canales.
-¿Y qué es lo que más te llama la atención?
-Me gusta muchísimo ver cómo se crean las telenovelas. Yo saco mucha pasta de ese tipo de cosas. Uruguayas, muy poco. Casi nada. Además ahora he aprendido a escribir mientras tengo la radio o la televisión prendida. ¿Verdad?… de fondo.
-En relación a aquéllos comienzos de la televisión uruguaya… ¿Cómo ves hoy el nivel de la tv nacional?
-Con mucha diferencia, obviamente… (Y hace una pausa larga). No ha cambiado el espíritu de esos negocios. Y el espíritu de esos negocios, lógicamente, es hacer dinero…
-Querés decir: vender sólo publicidad…
-¡Claro! Evidente. Se creó para eso. Y el que crea que se creó para cumplir una misión de otra naturaleza no entiende nada.
-Vos nos enseñaste periodismo. Pero nunca nos hablaste de una gran trampa que hay en el Uruguay y en todo el mundo periodístico. Donde la gran mayoría que quiere ser periodista tiene que salir a vender publicidad, para vivir de la profesión.
-No. No. No. ¡Eso existió siempre!… Toda la vida. Desde que se creó Canal 10. Ahí empezó, porque era lógico.
-Pero el periodista no tiene que salir a vender…
-Pensá que el que tiene que invertir, que es el dueño del capital, no se va a largar a meter tantos millones de dólares para ver si la cosa funciona… Tiene que probar primero.
-El trabajo del periodista no se puede mezclar con la prioridad de salir a vender publicidad…
-Sí. Yo no lo hice nunca. Después, aparecieron un montón de muchachos que vendían publicidad, gente con talento para eso: para la venta publicitaria. Que es el caso de Julio Alonso, el que tuvo el famoso aviso de “La Epicúrea” (todavía existe la fábrica de pasta) ¡No me olvido más de ese aviso!. Ahí empezó la campaña de Julio. Fue subiendo y terminó haciendo el programa en Canal 12 (Los viajes del 12); y los hace bien. Claro, que tiene el respaldo del libreto que está escrito antes, obvio… Una vez me invitaron a hacer un programa de esa naturaleza y descubrí cómo hacen, que no es ningún misterio.
-¿Por ejemplo?
-Tomás una Agencia de Turismo, convencés al dueño:“Vamos a cubrir el Caribe”, y si al hombre le gusta la idea, te ponen todo, absolutamente todo
-¿Nunca tuviste la oportunidad de ir a trabajar a la Argentina?
-No. Nunca quise. No me interesó. A mí me interesa mi país, donde vivo.
-¿Son más profesionales los periodistas argentinos que los uruguayos?
-Sí. Sí. Sin duda.
-¿En qué sentido?
-Son… ¿Cómo te puedo decir?… ¡Son perros de presa! (Cuando se expresó parece que rabió). “Perros de presa”, vos lo ves hoy en la televisión actual.
-Bueno… Vos nos criaste como esos “perros de presa” Perros y perras. Así que no te podés quejar…
-Sí. Claro. La raza de periodistas que he conocido de otras personas, por ejemplo: Nishan Sarkissián. Vivía con la Spica (la marca de la radio) en el oído caminando por la calle. Se ponía la Spica en uno de sus oídos y no te daba piola para nada. Los informativos de su Radio Montecarlo los controlaba escuchando los informativos de las otras emisoras. Toda su vida estaba dedicado a eso: LA NOTICIA. Y bueno… acaso los sacerdotes no tienen su vida -más allá de los errores que se descubren ahora- dedicada a Dios. ¿Y los militares no tienen su vida dedicada a su país, a la bandera y al servicio?. ¿Por qué los periodistas no podemos hacer lo mismo?
-¿Vos ves hoy algún “perro de presa” en la prensa uruguaya?
-No creas. Hay alguno que sí. Por ejemplo: Hay algunos que salieron de la Escuela.
-Ya sabemos tu respuesta, pero igual te la vamos a preguntar:¿Qué imagen te da ese conflicto de intereses que hay con periodistas vinculados con la empresa Tenfield? Ya viste lo que pasó con Carlos Muñoz, ex alumno tuyo…
-Sí, lo sé. Pobre “Carlitos”. Fue alumno mío. En el periodismo deportivo se puede opinar pero, te direccionan tarde o temprano.
-El que se acordó de vos cuando se marchó de la radio fue Enrique Yanuzzi.
-¡No me digas!…”Enriquito”, fue alumno mío. Gran tipo. Él va a volver de alguna manera en pequeños retazos de su vida. Porque nadie puede olvidar el “bichito” que tenemos adentro. Ninguno de nosotros, tampoco.
-Antes de entrar a tu casa nos dijiste algo que nos dejaste pensando:”Ya no hay más Escuelas de Periodismo en el Uruguay”
-No. No las hay. Se están creando nuevas. Quise averiguar en una oferta de televisión para estudiar periodismo, quiénes eran los profesores y no pude. Fue imposible. Tenía que ir allí a presentarme y ahí me dan los nombres. ¿No sé que miedo tienen? Es raro. Bueno… No importa.
-¿Cómo ves el futuro del periodismo uruguayo?
-Siempre habrá oportunidades. De la misma manera que apareció un Tuana para patear la silla. Van a aparecer otros tantos.
-¿Te decepciona el comportamiento de Víctor Hugo Morales?
-De él no prefiero no hablar.
-¿Por qué no querés mencionarlo?
-Acordate que Víctor Hugo Morales fue compañero en un diario que se llamaba Mundocolor (que salía de tarde). Los directivos, los dueños de Mundocolor establecieron que había que hacer una campaña vinculada con la dirección del fútbol en el Uruguay. Y entraron a opinar. Entonces, la dirección del diario estableció dos opiniones: una que representaba Víctor Hugo Morales (que por eso se fue a Buenos Aires, y ahí empezó su carrera en la vecina orilla); y el otro era Da Silveira. En un momento determinado, ese grupo, no el de Da Silveira, sino el otro, tocó intereses con la opinión. Entonces, Cataldi, que en el próximo número de Mundocolor iba a ser atacado por Víctor Hugo, con pruebas fehacientes…
¿En serio?
-Sí. Sí. Cataldi, que todo el mundo lo tiene como un hombre que hizo muchas cosas por el fútbol uruguayo, tienen razón, pero… también, tenía su costado dictatorial. Manejaba con puño de hierro ¿No?. Yo no sé si cuando uno llega a esas posiciones no tiene más remedio que renunciar o seguir manejando el tema con puño de hierro.
-¿Vos seguías siendo la cara visible en Canal 4 o cuando aparece Carlos Giacosa? ¿Cómo fue?…
-Giacosa aparece una vez que renuncio y me voy. Mejor dicho:”Me fueron”. No me echaron. Yo me fui antes. Les gané la cuereada. Te voy a contar algo breve, chiquitito: “Yo era Jefe del informativo del Canal 12, y el Ingeniero Horacio Scheck, que era director, me manda a Estados Unidos a comprar películas”…
-Los famosos “Programas enlatados”
-Sí. Tuve una semana. A un ritmo de las siete de la mañana a las seis de la tarde mirando películas. Cosa que me encanta. Entonces, cuando regreso, a la semana, me llama el presidente del directorio del canal, que era el hermano, “Cochile” Scheck. Me llama… y me dice: ”Venga que quiero hablar con usted”. Voy al despacho de él y había una corte de gente de seis tipos, tomando whisky y charlando… entonces, no me invitó a sentarme. Me dejó de pie. Y me entró a interrogar, cosa que a mí me molesta enormemente que la gente haga ese tipo de cosas. Lamento, porque “Cochile” murió pero, esto hay que contarlo: me negué a responder nada. Ninguna respuesta. “Entonces, usted sabe lo que le va a pasar”... (dijo “Cochile”)… “Sí, lo sé perfectamente bien. A usted lo conozco mejor de lo que usted se conoce”… (le respondí) haciéndome el sobrador… Además, estaba indignado: que todos los demás que no tenían nada que ver conmigo, al menos, estuvieran tipo jurado. Porque si vos llamás a un empleado tuyo para recriminarle cosas y lo hacés delante de desconocidos para él… ¿qué es?… Un juicio. Bueno… duré mucho igualmente, después de eso.
-¿Se puede saber qué quería este Scheck?
-¿Qué quería “Cochile”?… Que yo le contara detalle por detalle cuánto dinero yo había gastado por orden del otro Scheck, y eso no lo permití. No le dije ni una sola palabra. ¡NO!. Antes me había peleado por teléfono con un integrante del directorio de Canal 12 . ¿Entendés, por qué mucha gente me odia? He ido de frente contra la injusticia. Todas las veces que he podido. Entonces, un día me llama un integrante del directorio que yo no conocía y me da órdenes… Y yo tenía orden clara de Horacio Scheck :”Usted no responda absolutamente nada a gente desconocida. Y mucho menos a integrantes del directorio. ¡Que vengan a hablar conmigo!”. Y bueno… eso le dije:“Usted es un atrevido”… “No. El atrevido es usted”... (fue el diálogo tenso), y ya me calenté también, y creo que me pasé de la raya. Alguna cosa le dije…
-Se ve que sufriste presiones de adentro, también.. ¿Las sufriste de afuera para que no saliera la noticia?
-No. Nunca. Jamás. Después, vino la dictadura. Y yo debo confesar una cosa. A mí nadie me llamó nunca, nunca. Ni en el período de trabajo que estamos evaluando acá, ni tampoco con la dictadura. Nunca. Nunca. Además, yo era uno de los doscientos siete mil empleados públicos que trabajaron en ese período de 13 años de la dictadura. No sé por qué la gente se pone histérica, en fin… Hay que dejarlo pasar… ¿Será porque yo los enfrentó?… Puede ser. ¿Será por qué yo pongo cara de ogro? Puede ser… Creo que es eso. Tengo fama de peleador. ¿Era peleador en la Escuela de Periodismo?…
-Sí. Gritón. Cascarrabias. Escribías grandote en el pizarrón:”DE ESTO NO TE VAS A OLVIDAR MÁS”
-Y bueno… eso mismo hice durante toda mi carrera.
-Y queda “marcado” para siempre…
-Queda. Entonces, fui coherente.
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