HECALAMERICA POR RAMÓN MÉRICA EN DIARIO URUGUAY.
RAMÓN MÉRICA, SIEMPRE FUE UN DERROTERO, ACERCAR AL LECTOR LO MÁXIMO POSIBLE A LOS HECHOS Y PERSONAJES DE NUESTRO PLANETA QUE HACEN LA NOTICIA. EN ESE SENTIDO, DEBE SER EL ENTREVISTADOR DE MAYOR CANTIDAD Y VARIEDAD DE PERSONALIDADES INTERNACIONALES EN EL PERIODISMO DEL RÍO DE LA PLATA. HAY TODAVÍA UNA LISTA INCOMPLETA, PERO SUFICIENTE, DE ESOS ENCUENTROS EN SITIOS TAN DISPARES COMO CALCUTA, BUENOS AIRES, LISBOA, NUEVA YORK, PARÍS, ATENAS O SANTIAGO DE CHILE.
-¿Qué leía cuando tenía ocho o diez años, en su casa de Salto?
-Leía todo lo que se me cruzaba. Leía diarios, era la época en que en las casas se compraban dos diarios, y además el diario de la ciudad, que en Salto era la Tribuna Salteña. Pero además tuve la suerte, con Enrique Amorím, de acceder a un mundo literario, culto, muy profundo que me gustaba enormemente.
-¿Tuvo una niñez común, con amigos, con juegos?
-Absolutamente. En casa eran muy católicos – yo lo sigo siendo – y herreristas – nunca lo fuí y ya ni siquiera soy nacionalista -. Fui a la escuela de curas y al tercer año pedí que me sacaran porque ya no los soportaba. Y era la peor figura del colegio. Me quedaba todas las tardes haciendo los deberes, con la túnica manchada, un desastre. Pedí para ir a escuela pública, y ahí fuí el mejor. Yo tenía un problema con los curas. Pero sigo yendo a misa todos los domingos.
“AHORA NADIE INVITA A ALMORZAR, NADIE ABRE SU CASA”
-Desde que vino a Montevideo, ¿siempre vivió en el centro?
-Si, es el lugar que más me gusta. Siempre elijo el lugar donde ocurren las cosas. Cuando viajo, aunque amigos me invitan a sus casas, siempre prefiero tomar un hotel en el Centro. Me parece que es donde se palpitan mejor las cosas, y además en el caso de Montevideo, es el pasaporte a las cosas que me interesan: los conciertos, las conferencias, el ballet.
-¿Es un solitario?
-No, para nada. Esta casa vive repleta de gente. Yo vivo cocinando, me gusta poner una buena mesa, me gusta hacer rica comida. No me gusta pedir pizza a la esquina.
-¿Se cocina todos los días?
-No. yo como bastante afuera, por aquí cerca. Porque además, cocinar para uno… hay veces que sirve y a veces no. Siempre tengo algo en la heladera por si cae alguien. Siempre hay vino, whisky, galletitas. Uno de los grandes fenómenos antropológicos y sociológicos que ha sufrido el Uruguay, es que la gente cerró sus casas. En los años setenta, salíamos del Solís y nos peleábamos por invitarnos. Ahora nadie invita a almorzar, nadie abre su casa.
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