Diario Uruguay

¡No está escrito!

Todas las VEREDAS caminadas por el periodista Ramón Mérica

¡Cuánto dice una ciudad; construcción humana por excelencia, del alma de sus pobladores! De los de ayer y también de los de hoy. Por eso Montevideo muestra esa compleja relación ambivalente de sus habitantes con los muros que los amparan, generalmente vistos pero no mirados y mucho menos, disfrutados. En “Veredas”, Ramón Mérica desentraña los encantos, historias y misterios que atesora esta ciudad, a través de referencias a arquitectos, historiadores, artistas y de visitas a jardines, iglesias, palacios, domicilios…

En “Veredas”, Ramón Mérica desentraña los encantos, historias y misterios que atesora toda ciudad de Uruguay y del mundo, a través de referencias a arquitectos…

El “Castillo Soneira” de la calle Joaquín Suárez, ahora es colegio privado
Veredas: El Retiro. Continuidad del Gran Parque
Veredas del barrio Arroyo Seco de Montevideo
La casa de Matos Rodríguez, convertida en piano bar en el barrio La Aguada
Barrio La Aguada, sus gentes, sus lugares… al paso de los años
Los días de la Farmacia Atahualpa de Montevideo
Veredas: Los vergeles cautivos
Veredas: “Y un día de 1912 se coloca la piedra fundamental del que sería el hotel más lujoso del Uruguay”
Colonia del Sacramento: El glorioso casco histórico y su entorno en honda reflexión

Parte del Prólogo de Antonio “Taco” Larreta en Veredas afirma: “He empleado la palabra desmesurado y me vuelve desde cada ángulo en que procuro entender y explicar a Ramón Mérica. Desmesurado en sus pasiones, en sus apetitos, en sus extravagancias, en su audacia llevada muchas veces hasta la peligrosidad, para riesgo propio, sobre todo. Con mucho del “esteta” del siglo XIX (de Ruskin, de Wilde, de sus epígonos montevideanos de principios del veinte) lo que era un anacronismo con mucho de provocación en años en que la hegemonía del existencialismo, sartreano o cristiano, y la consigna del “compromiso” se proponía enterrar para siempre el mundo exquisito en que habían florecido los prerrafaelistas ingleses, el simbolismo francés, el Art Nouveau, el Jugendstil, que eran las fuentes en que había bebido ávidamente Mérica. Por ser tan fiel a sí mismo, nadie pudo con él. Ni sus propìos excesos…