Campeonato de los maestros Gauderios

HISTORIOGRAFIA desde Santana do Livramento, Brasil/Carlos Alberto Potoko para Diario Uruguay.

Afrontemos la realidad que suele escapar a quienes atacan cada tema con igualdad de competencia e incompetencia. El gaucho no solo nunca fue profesor indio, a pesar de su carácter como símbolo de Rio Grande do Sul, sino todo lo contrario, fue su discípulo. Toda la literatura nativa revela que el indio fue el maestro del gaudério en el uso de la cuerda y la bolera. El gaucho sacó de la naturaleza a los peloteros, el poncho, la chiripa, la bota potrillo y probablemente la cinta, introducidos en el desierto de las Pampas sin valla, desde la costa del Pacífico donde trabajaban granjas por corral hasta este fondo riograndense.

El indio platino Charrua o Minuano, no solo fue un maestro del gaucho, sino que también lo superó en todos los aspectos que constituyeron el hombre pampas. “El gaúcho, escribe Sarmiento en su Facundo, valora ante todo la fuerza física, la capacidad de manejar el caballo y también el coraje físico. Y en todos estos el indio lo ha superado. Además los indios tenían un gran amor por su familia, sentimiento que faltaba el gaucho. Mucho se ha dicho sobre el horror de la vida de los cristianos cautivos entre los indios. Sin embargo, en muchas circunstancias parecía haber preferido a los indios antes que a los gauchs como maridos”, destaca el historiador. La prueba es que el padre de Augusto Pereira de Carvalho estaba casado con la hija de un jefe indígena.

Un testimonio final y revelador de la superioridad sobre el gauch se cuenta en las memorias del ingeniero militar inglés Francis Bond Head. En 1825 fue nombrado gerente en Argentina de la Compañía Minera del Río de la Plata e hizo dos famosos viajes de exploración que aparecen en el libro “Las Pampas y los Andes”, un clásico de la literatura de viajes, publicado por primera vez en 1918 que habla de los caballeros: Indios que más escuché fueron aquellos que viven en las vastas y desconocidas llanuras de las Pampas, todos caballeros, o mejor aún, que pasan sus vidas a caballo. El arma principal es una lanza de 18 pies de largo; La manejan con gran habilidad vibrante que a menudo hizo que la espada saltara de las manos de los invasores europeos. “

Escribo esto, solo para mostrar la belleza que es, los santanianos desinteresados mantienen viva nuestra cultura nativa, incluso contra esta civilización de amnesia. Que triste darse cuenta de la negación de esta rica cultura por algunos desinformados. Me duele decir esto, pero para sacar a nuestra “orgullosa civilización” de la ignorancia, tenemos que forzarla a hacer comparaciones… Felicidades al Ayuntamiento y a todos los Santana que no dejan morir este faro cultural de los orígenes de nuestra querida tierra. ¡Que los CAMPEONATOS sean nuestros digitales para todas las generaciones venideras!