Diario Uruguay

¡No está escrito!

Veredas. El Prado: Un barrio, una cuadra, un par de casas

VEREDAS CAMINADAS POR RAMÓN MÉRICA PARA DIARIO URUGUAY.
– Por aquí pasaron

– UN BARRIO, UNA CUADRA, UN PAR DE CASAS

Todo empezó con el anuncio entre amigos – sin letrero a la vista, como nunca lo tendrá -de la venta de una casa en el Prado. Como bien lo sabe el periodismo de seguimiento, una idea de nota oculta mil otras. Es lo que ocurrió con la investigación epocal de esa residencia de la cual “Veredas” conocía algunas hilachas de su historia.

Algunas noches, la pluma del editor se detenía ante un mandato que le parecía divino. Algo de eso había. Por un rato dejaba de angustiarse ante el bochornoso ajedrez de la Guerra Fría y sus secuaces, se permitía descansar las manos sobre el escritorio y miraba sin ver hacia la ventana de la casa vecina desde la que se expandía, generoso entre los bosques del jardín, el hilo de voz más sugestivo que jamás había escuchado, la cuerda mejor afinada, el misterio cantado como lo pedía Debussy o Fauré y como obedecía la invisible y magnífica señora que propugnaba ese milagro.

Hacia 1954 ya habían pasado unos doce años que el doctor Carlos Quijano y su familia habitaban la preciosa casa de Buschental 3461, pero jamás imaginaron que a la gracia natal del inmueble pergeñado alrededor de 1909 por Federico Capurro Ruano, algún día se le agregaría el encantamiento sin horas de las modulaciones de la gran Ninon Vallin, una gloria de Francia que se convertiría en una bendición para el Uruguay.

Porque aunque muy poca gente lo sepa, Mlle Vallin vivió un par de años como vecina de los Quijano Capurro, en la residencia del doctor Pedro Barcia y su mujer Lucía Capurro Ruano, en esa casa que ahora está a la venta. En esos dos años entre 1954 y 1956, la casa de sus anfitriones fue una verdadera colmena de música, sobre todo de cantantes, que no dejaron pasar aquella oportunidad única de acercarse a conocer y hasta estudiar con la “Impératrice du Chant”, como la llamaban los críticos y admiradores.

LA CARRETA DE EL PRADO

EL PRADO DE LOS MILAGROS

Como es que Mlle Vallin llegó a instalarse en la Avenida Buschental 3467 es una historia que nadie conoce mejor que la doctora Olga Barcia Capurro de Kadsorf, 82, moradora de la casa junto a su marido el oncólogo Helmut Kasdorf desde hace más de medio siglo. Sin dejar de mirar los añosos robles de su jardín a través de los ventanales, la señora susurra:

“Mis padres iban a las temporadas de ópera en el Colón y allí oyeron a Ninon y pensaron que era algo excepcional. Mamá se puso en contacto con ella, y como mamá cantaba, Ninon le dio clases. También la vio en Europa, la visitó en la chacra que Ninon tenía cerca de Lyon, La Sauvagére y de discípula y maestra.

Entonces en el momento en que se iba a formar el Conservatorio Nacional de Música dirigido por Carlos Estrada, que era mjy francófilo y sabía muy bien quién era Ninon, mi madre le sugirió contratarla como maestra de canto.

Entonces mis padres le ofrecieron un pequeño apartamento en la planta baja, con salida individual al jardín, y allí estuvo esos dos años, enseñando y preparando algunas de las grandes voces del Uruguay, como Raquel Adonaylo, entre otras. Eso era el cincuenta y cuatro.

En aquel momento Ninon tendría unos sesenta y cuatro años, estaba semi retirada, pero todavía cantaba. Incluso en esos años hasta grabó un disco con varias canciones. Fue extraordinario para el mundo musical uruguayo la presencia de Ninon en Montevideo. Mamá, antes de que ella llegara, le preparó un grupito de alumnos con los que iba a trabajar, como Elena Gioscia, Isabel Lussich y su hermana Yvonnette y después fueron agregándose muchos más. También en ese grupo estaba Mimí Satre, que era discípula de mamá”